Del cielo a la nada

Cada casa es un mundo y cada persona un universo. Mí universo desapareció, se perdió cuando yo preparaba un desayuno, cuando trabajaba, cuando me preocupe por los problemas cotidianos. Mucho tiempo estuvo perdido hasta que cada cuerpo celeste que de el provenía me encontraba desorientado tratando de entender cada golpe que recibía. Aquella persona que fue mí universo por tantos años paso a ser el verdugo de mis risas, de mí sonrisa, de mí alegría.
Cada día paso a ser gris, matizando con colores mis hijos cada momento que comparten conmigo. El tiempo se estira en su ausencia matando mí calma pensando en el porque la necesidad de tanto daño después de acordar el adiós.
Paso a ser doloroso pero no tengo otra manera de cuidar lo que ha quedado de mí persona. Solo por ellos..


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