Vacio

Toda mi vida no tuve problemas con estar solo. Siempre encontré la manera de enfrentar la soledad cuando pesa desde el empleo de cualquier vicio hasta las compañías pasajeras de una noche. Nunca fue algo complejo dar un paso adelante y decidir seguir, tal vez si requirió algo de esfuerzo pero nunca fue difícil de decirlo. Así también disfrute de la compañía y valore lo mas que pude a aquella mujer que fuese mi pareja. 
El día a día nos llena con su cotidianidad. El formar una familia hace que esa cotidianidad no sea monotonía. Los hijos se vuelven el norte, el camino y la razón para brillar y dar lo mejor de uno. Pero cuando el ser padre es un sueño que uno posee desde muy joven y se logra relativamente tarde, la mujer que te brinda ese sueño pasa a tener una importancia y una trascendencia especial en la vida.
Llega a tal importancia que eres capaz de realizar todo por ver alguno de sus sueños cumplidos en sus sonrisas. 
En ocaciones uno tiende a enceguecerse con las metas que se pone o bien se presentan en el camino y olvidamos quienes somos para lograr esas metas. Nos encerramos a tal punto de no escuchar ni ver si realmente esos sueños son lo que van a alimentar a la familia que formamos. Dejamos de valorar el valioso poder que tiene un ´´Buenos días´´ , un abrazo, una sonrisa, permitir que nos mimen. Nos abstraemos hasta generar soledad en el corazón de quienes mas amamos. Vamos perdiendo con el tiempo cada uno de sus momentos y oportunidades de corregir el daño que vamos causando día a día solo por querer cumplir un sueño, olvidando que estamos perdiendo algo que no vuelve: Tiempo. Tiempo que debería ser empleado en compartir, en generar recuerdos, en salir a experimentar a través de los ojos de quien este a nuestro lado lo nuevo que se presente frente a nosotros solo por salir a caminar. Ese tiempo perdido luego pesa mucho mas de lo que podemos hacer cuando miramos atrás y decimos que ha pasado tanto desde que comenzamos a ser una ausencia. Cada decisión que se debe tomar trae el fantasma de tanto tiempo de soledad. Cada momento que intento lograr redimirme veo ojos llenos de soledad que no se curan con mi compañía.
Luego ocurren los quiebres, se deja atrás la costumbre y se busca cambiar las cosas para dejar de sufrir, decisiones lógicas, razonables y completamente naturales de tomar. Y en esos ojos de soledad ya no cabe un tal vez o un podría ser, muere la oportunidad en lo natural de seguir adelante.
Al final paso mis horas buscando en mi celular, aun cuando no suena, una notificación o un mensaje que al menos diga: ´´Te perdono, en algún momento volveremos a hablar´´ , como para no matar la esperanza de poder volver a formar esa familia que volvió mi cotidianidad una ausencia de monotonía.

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